En la vida nos embarcamos en proyectos, negocios y relaciones. Las iniciamos con ilusión y siempre pensando que van a ser definitivas. Sin embargo, el tiempo pasa y descubrimos qué duro es madurar, qué duro madrugar y que nefasta es el avestrucismo como estrategia. Entonces llega la ruptura con el escenario y comienza un viaje en las que las emociones se suceden.
Te levantas y te preguntas qué estás haciendo en ese lugar
La primera fase sería la desilusión, el sentimiento creciente de descontento que surgen en pequeño conflictos o desencuentros que, poco a poco, van ocupando cada vez más tiempo y protagonismo. Un indicador de que este momento está ocurriendo es, en el caso de una pareja, cuando se fantasea con vivir solo o el divorcio y, en un proyecto o negocio, cuando se valora cómo sería la vida si se dejara la responsabilidad que llevamos a cabo en él.
El día que descubres que tu realidad no funciona
La segunda fase sería la fase de iluminación, shock o revelación, momento en el que se toma conciencia de que la situación se ha roto, es insostenible. Ha llegado el momento de contárselo a los que nos rodea. Si es una convivencia a la pareja y resto de familiares, si es una organización o proyecto a los compañeros de aventura. En este momento, algunos de los que reciben la noticia intentan retener al que ha decidido abandonar, bien pidiendo que hagan terapia de pareja, bien proponiendo que les de una nueva oportunidad, con la esperanza de que todo se soluciones y la ilusión vuelva.
Salir por la puerta
La tercera fase se inicia con la toma de distancia emocional y física, a la que se acompañan los sentimientos de enfado, frustración y tristeza. Es común que aquel que ha tomado la decisión de romper la relación sienta angustia, cierto vértigo ante la nueva situación e incertidumbre. Los sueños rotos vuelven una y otra vez a la memoria, provocando distintas emociones: rabia, pena o decepción.
Llegas a tu nueva casa
La cuarta fase comienza cuando se inicia el proceso de aceptación de lo sucedido. Si es un afrontamiento sano se introduce en la biografía del sujeto, como un hecho del pasado al que luego se le van sumando y superponiendo otros acontecimientos y vivencias. Si no se integra, corre el peligro de estar presente cada día, provocando sentimientos negativos que afectan a la personalidad del sujeto. Es el caso de aquellos sujetos que no superan ni aceptan la ruptura, el fracaso del proyecto, y siguen rumiando lo ocurrido.
Te sientas en el sillón y te sirves café
Finalmente, llega el momento del compromiso con la nueva vida elegida, de entender que es esta y no el pasado lo único que es real y que nada de lo anterior volverá. Somos una nueva persona, en una nueva vida, con una nueva historia que contar. Si hemos ido superando las fases anteriores la viviremos con ilusión y energía, ante los nuevos retos que nos ofrece. Si no la alcanzamos nos hundiremos en la ansiedad por el futuro y la depresión por el recuerdo continuo del pasado.