La realidad nos rodea, en muchas ocasiones en forma de amenazas individuales – por ejemplo, una crisis laboral, un divorcio o la aparición de una enfermedad-, o como sociedad – disfrazándose de crisis económica, pandemia o guerra nuclear. Todo lo anterior, entre otras variables, está produciendo un aumento espectacular de los trastornos ansioso-depresivos, así como de las cifras de suicidio entre adolescentes, como apuntamos en otro artículo.
Aunque todos los estresores referidos arriba pertenecen a la realidad más acuciante, en gran parte de estas últimas apenas podemos intervenir, más allá de expresar nuestros más nobles deseos. Por ello, la recomendación esencial para mejorar su salud mental es que dirija su mirada a su entorno, el lugar inmediato, aquél que tiene al alcance de la mano, siendo consciente que, si usted invierte en su alrededor, pasando de la contemplación a la acción, mejorará su capacidad de afrontar las adversidades y, como consecuencia, su salud mental.
¿Qué es la resiliencia?
La palabra resiliencia designa la capacidad de cualquier material para recuperar su forma inicial tras recibir una fuerza que lo deforma. En Psicología, es la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas, incluso catastróficas, que puede desarrollar el ser humano, alcanzado resultados positivos.
La resiliencia tiene tanto un carácter individual, como grupal; un significado de capacidad de compensación como de protección; de presentarse como tendencia innata en algunos sujetos como de opción de aprendizaje intencional para el resto; pero también, tiene un sentido de finalidad, de superación, de consecución del éxito a pesar de las adversidades, es decir, tiene un valor en la competencia y supervivencia y, como consecuencia, un significado de adaptación evolutiva.
La estrategia que le ofrezco es que se detenga un momento y transforme las preguntas que se hace y las valoraciones que asume, de las que ya hemos hablado en otros artículos. Personal y profesionalmente, desde hace muchos años yo me planteo diariamente qué puedo hacer yo por mi familia, por mis vecinos, pacientes y estudiantes. A muchos de mis pacientes, inmersos en un dolor que no puedo ni imaginar, les pregunto qué pueden hacer para cambiar lo que a ellos le ha ocurrido y mañana le ocurrirá a otra persona.
Esta estrategia sirve tanto para los pequeños inconvenientes en la vida, como para los dramas humanos irreversibles, donde la perdida es irreparable y definitiva. Como resultado del reto que les lanzo, algunos de ellos han creado fundaciones o se han unido a grupos organizados en asociaciones o grupos informales, donde dan servicio y apoyo a otros que como ellos se han encontrado en la misma situación; otros han donado su tiempo y conocimiento específico – como profesores, informáticos, diseñadores, etc.-, permitiendo que sus habilidades redundaran en ayuda práctica y directa. Todos han sido conscientes desde el primer momento que ello no iba a cambiar su realidad; sin embargo, los beneficios a nivel humano y el bienestar que les ha producido no tiene precio.
Cumplir un horario es el primer paso para mantener una buena salud mental
Establecer un horario y cumplirlo es el primer paso. Usted debe dormir, cada uno las horas con las que se sienta descansado. Las preocupaciones y las tareas diarias tienen su momento, del mismo modo que el descanso, y no son intercambiables.
Al hablar de horarios estoy hablando de horarios de sueño, pero también de alimentación y deporte. Hay un momento para mantenerse informado, pero también para hablar con sus seres queridos en la sobremesa, para llamar a los amigos y familiares. Hay un momento para comer y otro para ejercitarse. Esto es especialmente importante con los adolescentes, si queremos estar vigilantes a las amenazas que este artículo ya apuntábamos.
Si quiere mejorar su salud mental céntrese en sus objetivos a corto y medio plazo
¿Cómo quieres que me preocupe de llegar a tiempo de entregar el informe o el trabajo de ciencias cuando el aliento de la guerra nuclear me hiela la nuca? Por una sencilla razón, que usted conoce perfectamente. Lo primero existe, está en su mano y tiene una consecuencia inmediata en su vida. Lo segundo, por más que nos pese reconocerlo, se encuentra muy lejos y es difícil que nuestra intervención inmediata tenga efecto. Por supuesto, no estamos abogando porque la población abandone la acción política, no haga oír su voz o decida iniciar acciones que puedan lograr el cambio. Lo que planteo aquí es que la acción frente a la contemplación, lo concreto frente a lo abstracto y lejano, debe guiar nuestro día a día.
La homeostasis es el termómetro de su salud
La homeostasis es el equilibrio que los organismos mantienen, tanto a nivel interno como con su entorno. En Psicología, ese equilibrio es una lucha entre las presiones exteriores y los impulsos internos, entre las gratificaciones que recibimos y las frustraciones que sufrimos. Si existe un equilibrio, es decir, si mantenemos la homeostasis, nuestro funcionamiento se encontrará dentro de unos niveles de salud adecuados. En sentido contrario, si la homeostasis se rompe, si nuestra la percepción de nuestra imagen corporal no se corresponde con la realidad, si evaluamos el entorno de forma desajustada, el camino de la enfermedad mental se inicia.
Uno de los elementos más sencillos y a su alcance para mantener la homeostasis es dedicar tiempo a valorar qué está haciendo con su vida. Esto le permitirá reajustar sus acciones, dar un paso atrás o, si es necesario, cambiar de dirección. Posponer cualquier decisión no es más que permitir que el problema se convierta en un obstáculo más grande al que va a tener que enfrentarse después.
Otra de las estrategias fundamentales es hacer ejercicio. No tiene usted que convertirse en un maratoniano a sus cuarenta años, ni subir El Angliru con su bicicleta de carbono en menos de veinte minutos. Tiene que gastar las sustancias que su organismo produce. Estamos hablando de hormonas y neurotransmisores, estamos hablando de la adrenalina y el cortisol que los acontecimientos diarios lanza a su torrente sanguíneo y que, de no utilizarlos, favorecen que su tensión arterial aumente o le resulte difícil conciliar el sueño.
Tome el control de su tiempo y mejorará su salud mental
Llamamos ladrones de tiempo a todo aquello – conductas, hábitos, actividades, etc.- que provocan que usted desperdicie gran parte de sus horas productivas – las que ocupa trabajando, pero también cocinando, cuidando a su familia, formándose, etc.- llevando a cabo pequeñas pausas, que provocan una interrupción del proceso cognitivo que está utilizando para realizar una actividad intencional.
Según diversas fuentes, estos ladrones de tiempo reducen hasta en un 70% las horas de trabajo productivas o, como algunos economistas prefieren llamarlas, horas de trabajo reales. El proceso cognitivo que usted requiere para la actividad que tenía como objetivo se ve afectado en forma de pérdida de la atención, disminución de la concentración, aumento del esfuerzo y energía en el momento de retomar la tarea interrumpida, retraso en la toma de decisiones, etc.
¿Cómo luchar contra los ladrones de tiempo que destruyen su salud mental?
La Ley de oro a cumplir es mantener el flujo de actividad laboral durante el mayor tiempo posible. Aunque algunos pudieran pensar y defender otra cuestión, a nivel cognitivo, no es tan importante la intensidad, como la duración de la actividad. Si usted mantiene el suficiente tiempo una actividad, concentrado y con la máxima atención puesta en ella, es mucho más fácil que logre una mayor profundidad en el conocimiento de la tarea. Si mantiene el suficiente tiempo una actividad, percibirá detalles que en un primer momento le han pasado desapercibidos y es más probable que alcance el estado de fluidez en el que los puntos, que inicialmente aparecieron dispersos y sin relación, comienzan a unirse, haciendo que sobresalga el patrón, el dibujo general que se encontraba implícito en ella.
En su vida privada, entre las estrategias que usted puede controlar directamente y de forma inmediata se encontrarían limitar el uso del teléfono, el tiempo de televisión que consume, las horas que ocupa navegando sin objeto en Internet, las veces que consulta su correo electrónico privado – que debe ser distinto del corporativo- y los servicios de mensajería, o la desactivación de la reproducción automática en los canales de televisión de pago, que hacen que enlace un capítulo de su serie favorita con otro, quitándole horas de sueño.
En su jornada laboral, las estrategias que usted puede comenzar a utilizar desde este mismo instante es establecer listas de tareas, priorizadas y realistas; establecer horarios para consultar email, mensajes, teléfono, etc; definir un tiempo máximo para las reuniones – Elon Musk divide su tiempo en espacios temporales de 5 minutos-, así como establecer un número máximo de participantes – a Jeff Bezos se le atribuye la ley que establece que dos pizzas deberían ser suficientes para alimentar a todos los presentes en una reunión- y los temas a tratar; o acordar con sus compañeros momentos específicos para llevar a cabo las consultas, intercambio de información o petición de ayuda, que pudieran interrumpir el normal flujo de la actividad.
Todo lo que hemos recogido aquí es perfectamente útil para otras situaciones. En consecuencia, podemos decir que la Ley de oro del estudiante es mantener el flujo de actividad intelectual durante el mayor tiempo posible o, dicho de otro modo, todas las estrategias recogidas arriba, de alguna forma u otra y con ligeras variaciones, podrían ser útiles para lograr el máximo del potencial académico, independientemente de la etapa formativa a la que queramos aplicarlo.
Sencillas estrategias para soportar las malas noticias
En resumen, llevar a cabo un cambio de estrategias que le permita estar informado, pero no dejarse llevar por el desanimo, actuar en lo inmediato, evitando las pérdidas de tiempo y buscando la efectividad en nuestras ocupaciones laborales, académicas o de compromiso social, es una estrategia fácil y accesible para luchar contra la ansiedad, el estrés, las ideas de suicidio o sencillamente la desesperanza que cada día se alimentan de los acontecimientos históricos que nos han tocado vivir.